Mika Tan, una de las pocas asiáticas que llevan una gran pechera en el pecho, sabe lo hambrienta que puede llegar a estar la gente. Sus tetas están lo bastante llenas como para alimentar a toda una cuadrilla de hombres voraces, pero ella no está aquí para eso, sino para que un ariete carnoso le derrumbe la puerta trasera.