Esta tía vive a unas manzanas de nuestro estudio y no paraba de ofrecerse a hacer una película para nosotros, pero siempre decía que tenía dos reglas... nada de anal ni de tragar. No íbamos a filmarla de ninguna puta manera hasta que eliminara esas restricciones, y lo hizo... ¡en cuanto necesitó dinero para el alquiler!