Empezó con algunas de mis amigas, una especie de fiesta de pijamas cachonda. Nos desnudábamos y nos poníamos cachondas y mojadas, y luego nos corríamos chupándonos y follándonos unas a otras. Sólo se oían gritos y gemidos mientras nos corríamos una y otra vez. Entonces una de nosotras dijo: "¡Necesitamos pollas grandes, joder!".